Los Principios de la
Justicia Ambiental

Los 17 principios de la justicia ambiental fueron redactados y adaptados en 1991, en la primera Cumbre Nacional de Liderazgo Ambiental de Personas de Color.

Una de las principales preocupaciones ambientales al momento de su creación era la energía nuclear y los riesgos que implicaba. Hoy, más de 30 años después, las preocupaciones ambientales apuntan más hacia el cambio climático y a la manera en que la quema de combustibles fósiles contribuye al calentamiento global.

Los Principios de la Justicia Ambiental


NOSOTROS, LAS PERSONAS DE COLOR nos reunimos en esta Cumbre de Liderazgo Ambiental de Personas de Color multinacional para comenzar a construir un movimiento nacional e internacional de todas las personas de color a fin de luchar contra la destrucción y la toma de nuestras tierras y comunidades, y por medio de la presente, restablecemos nuestra interdependencia espiritual con la sacralidad de nuestra Madre Tierra para respetar y celebrar cada una de nuestras culturas, lenguas y creencias sobre el mundo natural y sobre nuestra responsabilidad de sanarnos a nosotros mismos; para garantizar la justicia ambiental; para promover alternativas económicas que podrían contribuir al desarrollo de medios de subsistencia seguros para el medio ambiente; y para garantizar la liberación política, económica y cultural que nos ha sido denegada durante más de 500 años de colonización y opresión que derivó en el envenenamiento de nuestras comunidades y nuestra tierra, y en el genocidio de nuestros pueblos, declaramos y adoptamos los siguientes principios de justicia ambiental:

La justicia ambiental declara la sacralidad de la Madre Tierra, la unidad ecológica y la interdependencia de todas las especies, y el derecho a librarse de la destrucción ecológica.


La justicia ambiental requiere que la política pública se base en el respeto mutuo y la justicia para todas las personas, sin ninguna forma de discriminación o sesgo.


La justicia ambiental estipula el derecho a los usos éticos, equilibrados y responsables del suelo y los recursos renovables en pos de un planeta sustentable para los seres humanos y otros seres vivos.


La justicia ambiental exige la protección universal de los ensayos nucleares, la extracción, la producción y el desecho de desperdicios tóxicos/peligrosos y venenos, y de los ensayos nucleares que amenacen el derecho fundamental al aire limpio, la tierra, el agua y la comida.


La justicia ambiental declara el derecho fundamental a la autodeterminación política, económica, cultural y ambiental de todas las personas.


La justicia ambiental exige el cese de la producción de toxinas, desechos peligrosos y materiales radiactivos, y la obligación de que todos los productores anteriores y actuales respondan ante la comunidad por la desintoxicación y la contención en el punto de producción.


La justicia ambiental estipula el derecho a la participación en calidad de pares en todos los niveles de toma de decisiones, incluidas la identificación de las necesidades, la planificación, la implementación, el cumplimiento y la evaluación.


La justicia ambiental declara que todo trabajador tiene derecho a un entorno laboral seguro y saludable, sin que se lo obligue a elegir entre un medio de vida inseguro o el desempleo. También proclama el derecho a no convivir con riesgos ambientales de quienes trabajan en el hogar.


La justicia ambiental protege el derecho de las víctimas de injusticia ambiental de recibir indemnización integral y reparaciones por los daños, además de atención médica de calidad.


La justicia ambiental considera que las medidas de injusticia ambiental por parte del gobierno constituyen una infracción a la ley internacional, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la convención sobre el genocidio de las Naciones Unidas.


La justicia ambiental debe reconocer la relación legal y natural especial que existe entre los Pueblos Nativos con el gobierno de EE. UU. mediante tratados, convenios, cartas de compromiso y cláusulas que reafirmen la soberanía y la autodeterminación.


La justicia ambiental declara la necesidad de desarrollar políticas ecológicas urbanas y rurales para limpiar y reconstruir nuestras ciudades y nuestras áreas rurales en equilibrio con la naturaleza, y de ese modo, honrar la integridad cultural de todas nuestras comunidades y ofrecer acceso justo para todos a toda la gama de recursos.


La justicia ambiental llama al estricto cumplimiento de los principios de consentimiento informado y a detener los ensayos de procedimientos médicos y reproductivos experimentales y de vacunas en personas de color.


La justicia ambiental se opone a las operaciones destructivas de las corporaciones multinacionales.


La justicia ambiental se opone a la ocupación militar, la represión y la explotación de suelos, personas y culturas, y de otras formas de vida.


La justicia ambiental llama a una educación que haga énfasis en los asuntos sociales y ambientales para las generaciones actuales y futuras, y que se base en nuestra experiencia y en una apreciación de nuestras perspectivas culturales diversas.


La justicia ambiental exige que nosotros, como personas y como consumidores, elijamos consumir la menor cantidad posible de recursos de la Madre Tierra y generar la menor cantidad posible de desechos; también requiere que tomemos la decisión consciente de desafiar nuestro estilo de vida y volver a establecer nuestras prioridades en pos de garantizar la salud del mundo natural para las generaciones actuales y futuras.